Incontables cosas son las que pueden sucederte en la vida.
Sino es así, preguntate ¿ en que momento me convertí en una maquina que sólo sirve pararepetir una rutin, que además es absurda o de la cual no conozco el sentido?
Pocas veces me sucede esto, estoy en mi casa y de repente me percato que los dedos se me hicieron de acero y que me rechinan las coyunturas y que dentro de mi se oye el tic tac de los engranes que me mueven. Me he convertido en maquina.
Para dejar de serlo es necesario un esfuerzo grandisimo pero se puede.
Alto con esta perorata sin sentido. Mi tema es otro.
Hoy salí en camión con mi mujer rumbo al puerto.
Mesentía de la chingada porque el día anterior me sentí casi un ser divino.
Fui a tomar con un profe y mis dos compadres y estuvimos chupando desde las 2 de la tarde hasta la medianoche. Tomamos en promedio un cartón de medias cada uno y una botella y media de tequila entre todos. Mi profe nos comentó orgulloso que pocos podían seguirle el ritmo. Nosotros lo hicimos.
Salimos obviamente en alto estado de ebriedad. Si, fue esa mi primera peda, peda en serio. Esa fue la primera vez en que supe que era estar PEDO, no chiles, no mareadon, no happy. PEDO, PEDO HASTA EL CULO.
Fuimos a casa de mi mujer, nos recibió molesta por que no le avise que llegaría tarde y así. Se fueron mis cuates con el DVD de mi mujer prestado.
Y de ahí sólo recuerdo que desperté con dolor de cabeza, con el estomago desmadrado, y como si me hubiera estado pateando toda la noche.
De ahi cosas más cosas menos me encontré a la 1 30 con mi mujer en la estación de autobuses prestos a salir para el puerto.
Llamé a mi casa, mi mamá me tiró un monologo tan absurdo y tan inútil que sólo contesté con un MMM.
Me amargó, soy sincero.
Llegando aquí me fueron a buscar mi papá y mi hermana.
Lo bueno fue cuando llegué a mi casa.
Estaban ahí una tía, su esposo y sus hijos; otro primo su esposa y su hijo; mi tía xochitl y sus hijos; mi abuela y mi mamá.
Al momento de entrar a la casa, todas las caras tornaron en dirección mía.
Se formó un silencio tan denso que podía los peces nadar en él no sin tropezar claro con los pensamientos naufragos y huerfanos de dueño.
No me conocían, no sabían quien era yo. Bueno si lo sabían pero por un instante lo dudaron.
Una vez mi compadre Elvira me contó que cuando estás con un desconocido siempre rompes los silencios gélidos con preguntas sobre el clima. Yo creo que cuando tu familia te descubre diferente, otro, ajeno su primera sentencia es sobre tu aspecto.
"Estás gordo" dijo mi abuela, pero lo que quiso decir como vocera de todos los demás era: "¿Acaso eres Aramís? ¿Sin, donde lo dejaste? ¿Quien eres tu extraño cuya presencia me inquieta?"
Sólo sonreí como respuesta.
Hasta ellos lo ven.
Soy otro. Ahora cada vez soy más YO.
Atte.
Ser Aramís